Este texto pertenece a la revista Philosophicum Consilium del año 2022. https://philosophicumconsi.wixsite.com/consejeria
Vida
Nació Jacques Maritain el 18 de noviembre del año de 1882 en la ciudad de París, en el seno de una familia republicana y protestante; sus progenitores fueron Paul, abogado de profesión, y Geniviève Fabre, hija de un diputado republicano.
El joven Maritain, de clase acomodada, asistió para su formación académica a algunas de las mejores y más acreditadas instituciones de su país. Fue en su adolescencia alumno del liceo Enrique IV, donde entabló amistad con el sobrino de Ernest Psichari. Con alrededor de 18 años ingresó en la Sorbona, institución de la que obtuvo dos licencias, una en filosofía y la otra en ciencias naturales. Contó en aquel tiempo con las enseñanzas del biólogo y filósofo de la ciencia Félix Le Dantec. En esta época, el futuro filósofo manifestó simpatía ideológica hacia el socialismo humanitario, mismo que le sirvió como punto intelectual de encuentro con Charles Péguy y Raïssa Oumancoff, su futura esposa, judía ortodoxa que se convirtió en la compañera de toda su vida desde ese momento.
Por aquellos tiempos dominaba en la Sorbona el pensamiento materialista, pragmático y relativista, así como el espíritu positivista y cientificista. Estas perspectivas filosóficas que tenían gran acogida en la universidad y que tienden a relativizar la verdad provocaron una crisis espiritual en Jacques y Raïssa, quienes se propusieron el suicidio como una posibilidad frente a la desesperanzadora idea de tener que aceptar una vida absurda, a la que no le vieran un real sentido. La idea del suicido se desvaneció de sus mentes cuando, al hacerse oyentes de las lecciones que Henri Bergson impartía en el Collège de France, las cuales habían comenzado a frecuentar por recomendación de su amigo Charles Péguy, restituyeron, con ayuda de la filosofía de su profesor acerca de la intuición de lo absoluto, su esperanza en la vida y la verdad. Maritain se convirtió entonces en un ferviente bergsoniano, aunque al pasar de los años terminaría por ser crítico de la filosofía de su profesor, principalmente porque pensaba que Bergson profesaba un antiintelectualismo, pues negaba la inteligencia como la facultad capaz de alcanzar la verdad.
Más tarde Maritain se aproximó a la obra de Tomás de Aquino por recomendación de Raïssa, quien a su vez había recibido consejo del padre H. Clérissac para estudiar al santo doctor dominico.
Por la misma época, Léon Bloy, quien fue una especie de guía espiritual para el joven filósofo, le condujo al catolicismo, el cual se le mostraba como una verdad que era capaz de llenar la vida. El pensamiento del Aquinate le influyó tanto que terminó por convertirse al catolicismo junto con Raïssa, en el año de 1906, en una ceremonia en la que Bloy fungió como su padrino. Pero el proceso no fue sencillo para Jacques, pues, aunque el bergsonismo se le había vuelto insuficiente como filosofía y el catolicismo venía a restituirle la esperanza, al proporcionarle una visión global de la realidad, no se podía permitir la adhesión a una doctrina que no lograse convencerle intelectualmente de su verdad, sólo porque fuera capaz de persuadirle emocionalmente.
Hacia el año de 1907 el filósofo consiguió una beca por dos años para realizar estudios de biología con Heinz Driesch en Heidelberg. De vuelta en Francia, en 1909 y hasta 1913, Jacques y Raïssa vivieron en una residencia en Versailles. Ahí escribió Maritain El Neovitalismo en Alemania y el Darwinismo, texto compuesto con el material reunido durante su estadía en Heidelberg, mismo que formaba parte del cumplimiento de los compromisos que había adquirido como becario. Dedicaba por entonces Maritain gran parte de su tiempo en profundizar su estudio sobre Aristóteles, el Doctor Común y autores escolásticos, y en realizar una compilación para la elaboración de un diccionario que se titularía Diccionario de la vida práctica. En 1910 escribe su primer estudio filosófico, La ciencia moderna y la razón, en éste, Maritain lleva a cabo una defensa del tomismo frente a las filosofías seculares. El escrito fue rechazado por el periódico Correspondent para su publicación, pero aceptado en la Revue de Philosophie; revista para la que también escribió en 1911 el artículo titulado Evolucionismo Bergsoniano, donde presenta una crítica a la filosofía de su antiguo maestro. Maritain obtuvo, en el año de 1912, una cátedra en el Colegio Estanislao para impartir la materia de filosofía; entusiasmado con esta nueva empresa, dedicó mucha lectura y preparación para sus lecciones. En este mismo año escribió un artículo para la Revue Thomiste: Los dos Bergsonismos; en éste, reconoce que la intención del Bergsonismo es digna, aunque como sistema termina traicionando su propia intención. Bergson se sintió disgustado por esta crítica de su exalumno, pero después reconoció ante Raïssa, en una visita que ella le hizo alguna vez, que Maritain tenía razón.
Durante 1913, Jacques continuó con sus cursos en Estanislao e impartió una serie de conferencias sobre la filosofía de Bergson y la Filosofía Cristiana, las cuales crearon gran expectación y fueron parte importante del renacimiento del tomismo en Francia, iniciado ya con el trabajo del cardenal Joseph Mercier. También en este año realizó un breve servicio militar para la Primera Guerra Mundial del cual salió físicamente íntegro.
A partir de la segunda década del siglo XX, Maritain publicó sus escritos: La filosofía bergsoniana: Estudios críticos (1914) y Tres reformadores: Lutero, Descartes, Rousseau (1915); en éstos, el filósofo muestra una actitud creativa y crítica, más crítica debido al entusiasmo con que adoptaba el tomismo y el catolicismo. También en 1914 dictó un nuevo ciclo de conferencias sobre El espíritu de la filosofía moderna que fueron publicadas después en la Revue de Philosophie y otras revistas. Continuó abordando la filosofía alemana en sus conferencias hasta el año de 1915.
A la edad de 32 años le fue concedida una plaza de profesor en el Instituto Católico de París, como adjunto a la cátedra de Historia de la Filosofía Moderna, y en 1917 le fue otorgado el grado de doctor por algunas universidades romanas, con lo que pudo obtener la titularidad de la cátedra de Lógica en el Instituto Católico en 1921 y de Cosmología desde 1928 hasta 1939. En 1920, el filósofo publicó su obra Arte y escolástica, y en 1922, Antimoderno. Además, colaboró para La revue universelle,
publicación relacionada con el movimiento de la Action française (a la que más tarde, en 1926, condenó el papa Pio XI, a la vez que exhortó a los católicos a abandonar el movimiento nacionalista que encabezaba Charles Maurras). Aunque Maritain, quien siempre se mostró fiel a la Iglesia, simpatizaba con las ideas de dicho movimiento, tuvo que guardar distancia de La revue universelle, cuando el papa le encargó coordinar un libro en el que se expusieran las razones de la postura oficial del Vaticano al respecto. Todo esto le obligó a reflexionar sobre algunas de sus ideas y a entrar en el análisis del ámbito político y social que hasta entonces no estaba presente en sus trabajos de filosofía.
Durante el periodo que va de 1920 a 1923, Jacques prepara obras de introducción a la filosofía, como sus Elementos de filosofía. Asimismo, aborda la reflexión estética en el Arte y Escolástica de 1921. A partir de 1927 comenzó a tener una relación cada vez más estrecha con intelectuales y artistas y a interesarse cada vez más en las cuestiones sociales. Hizo de su casa en Meudon un lugar de tertulias, a las que asistían escritores, pintores, músicos, filósofos, teólogos y artistas, entre los que destacan gente como Igor Stravinsky, Emmanuel Mounier, Jean Cocteau, François Mauriac, Paul Claudel, George Rouault, Gino Severini, Marc Chagall y Erick Satie. Intervino también, a inicio de la tercera década de ese siglo, en un debate sobre Filosofía Cristiana en el que también participaron los filósofos Emile Brehier, Léon Brunschvicg, Maurice Blondel y Etienne Gilson.
La Pontificia Universidad de Santo Tomás otorgó al filósofo el grado de doctor honorario en 1930. En 1932, Maritain publica una de sus mayores obras: Distinguir para unir o Los grados del saber, en la que aborda cuestiones relativas al conocimiento desde una perspectiva realista. En 1933 sale de la imprenta su escrito La Filosofía Cristiana, en la que expone sus ideas sobre la posibilidad de una filosofía inspirada y guiada por las enseñanzas de Cristo. Un año antes había iniciado relación con Emmanuel Mounier, con quien colabora con algunos escritos para la revista Espirit.
El filósofo continuó su carrera docente bajo la figura de profesor visitante en el Instituto Pontificio de Estudios Medievales de Toronto desde 1933. En 1936 dio una serie de conferencias en América Latina y publicó una obra en el terreno de la filosofía política que suscito interés internacional: Humanismo Integral. En esta obra, Maritain propone un modelo de cristiandad bajo un concepto de un humanismo que reconozca la dignidad y la integridad de la persona. Sus ideas fueron tan significativas que la Iglesia incorporó, como parte de su Doctrina Social, el concepto de humanismo integral, en pro de un bien común que está por encima de una colección de bienes individuales.
Durante su larga estadía en América, que abarcó desde 1940 hasta 1960, provocada por la situación política que vivía Francia en esa época, Maritain fue contratado como profesor visitante por la Universidad de Princeton de 1941 a 1942; asimismo le ocurrió con la Universidad de Columbia, de 1941 a 1944. En 1943, publicó sus obras Los derechos del hombre y la ley natural y Cristianismo y democracia.
De 1943 a 1944, asumió el cargo de presidente de la Escuela Libre de Altos Estudios de Nueva York. Durante estos años se interesó en la enseñanza y, producto de sus reflexiones sobre esta materia, escribió La educación en la encrucijada de 1943, texto que presenta su propuesta filosófica sobre la enseñanza. Aunque Maritain residió en los Estados Unidos durante la guerra, no dejó de contribuir en la medida de sus posibilidades a la resistencia de su país; realizó grabaciones de radio destinadas a ser emitidas en Francia, las cuales fueron transmitidas por The voice of America. Su preocupación acerca de la situación de su país le llevó a escribir una proclama con el nombre de Francia a través del desastre en la que exhorta a la colaboración entre los católicos y la izquierda democrática después de concluida la guerra.
Al terminar la Segunda Guerra Mundial y tras la liberación de Francia, Maritain fue nombrado embajador de su país ante el Vaticano, puesto que ocupó hasta el año de 1948. Asimismo, asumió el cargo de jefe de la delegación francesa en la Asamblea de la UNESCO realizada en 1947. Su aportación en este espacio fue fundamental para la formulación de la filosofía de esa institución, así como para la constitución de la Declaración Universal de los Derechos Humanos que fue aprobada por la ONU en 1948.
En cuanto a su actividad como docente, Maritain continuó impartiendo cátedra en la Universidad de Princeton, New Jersey, y en la Universidad de Notre Dame. Escribió El hombre y el Estado, su segunda obra de filosofía política, con base en las conferencias que pronunció en la Universidad de Chicago. La intuición creadora en el arte y en la poesía, publicada en 1953, fue la obra en la que expuso sus pensamientos en el ámbito de la estética. Data también de este año la publicación de Enfoques de Dios, mientras que Reflexiones sobre América sale a la luz en 1958.
A pesar de que Raïssa y Maritain no habían residido en Francia desde 1940, no dejaron de frecuentar su país para realizar actividad académica e intelectual. Ocurrió en uno de estos viajes efectuados en el año de 1960 la muerte de ella, lo cual fue un terrible golpe para el filósofo, quien, a partir de esto, decidió recluirse en Toulouse con la orden religiosa de los Hermanitos de Jesús. Al siguiente año llegaron noticias agradables para el filósofo, pues la Academia Francesa le otorgó el Gran Premio de Literatura.
Seis años después, Maritain contribuye al debate surgido a partir del concilio ecuménico Vaticano II, convocado por Juan XXIII, con su obra El campesino de Garona. Un viejo laico se interroga sobre la época presente. Un año antes, a la edad de 83 años, había escrito su texto autobiográfico, Cuaderno de notas. Maritain continúo su producción intelectual hasta sus últimos años de vida, así lo prueban De la gracia y el humanismo de Jesús y De la Iglesia de Cristo, textos que son muestra de la congruencia y la fe que mantuvo el filósofo hasta el final de sus días.
El alma de Maritain quedó limitada a la esfera de lo espiritual el 28 de abril de 1973, pero aún permanecen parte de sus restos materiales junto a los de su esposa en Kolbsheim, Francia.
(París, 1882 - Toulouse, 1973) Filósofo francés, uno de los más destacados defensores del neotomismo, a partir del cual se propuso edificar una metafísica cristiana a la que denominó "filosofía de la inteligencia y del existir". Estudió en la Sorbona durante los años en el curso de los cuales imperaba el "cientismo" (entre sus maestros figuró Félix Le Dantec), y se licenció en letras y en ciencias naturales. Agregado de filosofía en 1905, consiguió una beca mediante la cual pudo cursar dos años (1906-1908) de estudios biológicos con Hans Driesch en Heidelberg.
Por aquel entonces contó entre sus amistades a celebridades posteriores (Ernest Psichari, Charles Péguy, etc.), y conoció a una joven hebrea rusa, Raïssa (diminutivo de Raquel) Urmansov, con la cual se casó. Ésta se convirtió realmente para Maritain en un "auditorium ei simile". Poetisa y colaboradora del filósofo, su vida ha llegado a confundirse con la del marido.
Pronto experimentaron los dos una crisis filosófico religiosa; Se convirtieron ambos al catolicismo el 11 de junio de 1906 en la iglesia de Saint Jean l'Évangeliste de Montmartre
Trató los problemas filosóficos teniendo en cuenta la antropología, la sociología y la psicología. Sus logros más destacados los obtuvo en epistemología, donde analizó los diferentes grados de conocimiento y sus interrelaciones, así como en filosofía política
Fue profesor en el Instituto católico de París de 1914 a 1933, en el Instituto de Estudios Medievales de Toronto (1933-1945) y en la Universidad de Princeton (1948-1952).
En 1960 falleció su esposa y entra en el convento de los Hermanos Pequeños de Jesús en Toulouse (Francia), dedicándose a la vida contemplativa.
Se le otorgó el Premio Nacional de Literatura de Francia en 1963. Hizo su profesión religiosa en 1971, siendo ya nonagenario. Jacques Maritain falleció en Toulouse, Francia, el 28 de abril de 1973.
Jacques Maritain ha sido definido por muchos como "el gran pensador cristiano de la democracia". Con esto, cualquier persona que no lo conozca puede saber ya muchas cosas sobre un hombre que, 30 años después de su muerte, es recordado cada día más en todo el mundo porque cumplió perfectamente la misión de hacer de puente entre la fe cristiana y la ciencia, el pensamiento, la política y la cultura de nuestro tiempo. Ahora que se habla de construcción europea y de la posibilidad de que se reconozca explícitamente la aportación del cristianismo a la identidad del viejo continente, el nombre de Maritain constituye un buen ejemplo no sólo de las raíces cristianas de Europa, sino también de la actualidad que tienen los valores propios de esta religión en la vida y las costumbres de nuestra sociedad.
Maritain, a diferencia de Sartre o de otros intelectuales modernos, está siendo reconocido más ahora que cuando vivía. Y es que su pensamiento, particularmente el político, ha adquirido mayor vigencia con el paso del tiempo desde que murió en mayo de 1973. Un aspecto fundamental del mensaje de Jacques Maritain es el acento que pone siempre en la centralidad de la persona humana, con todas sus limitaciones pero también con su trascendencia. La gran cuestión de los derechos humanos universales, fundamentados en el derecho natural, constituye la única base realmente sólida, según el pensador, para cualquier análisis de nuestra realidad humana colectiva. Por eso no es casualidad que su influencia intelectual fuese decisiva para la aprobación de la Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948, en plena posguerra).
Pero la gran obra de Maritain es, según los expertos, El hombre y el Estado. Maritain avisa en esta obra, publicada en 1950, sobre la creciente relativización de la soberanía estatal, y anuncia lo que después ha sido la crisis del concepto Estado-nación y la tan conocida globalización, dos realidades que nos suenan mucho actualmente para lo bueno y para lo malo. Esta reflexión del mismo Maritain resume perfectamente la importancia de un gran acuerdo entre todos los pueblos, incluido también luego en la encíclica Pacem in Terris de Juan XXIII: "Para Tomás de Aquino y para Aristóteles, la autosuficiencia (no total, sino relativa) es la propiedad esencial de la sociedad perfecta , que es a su vez la meta hacia la que tiende la evolución de las formas políticas humanas; y el primer bien garantizado por una sociedad perfecta (un bien que se consustancia con su vida y su unidad) es la paz interna y externa (...). Cuando los reinos, naciones o estados no pueden lograr la paz ni bastarse por sí mismos, es que han dejado de ser sociedad perfecta y, por tanto, es otra más amplia, definida por su capacidad de lograr la paz y la autosuficiencia (en nuestra época histórica la comunidad internacional políticamente organizada), la que se ha convertido en una sociedad perfecta ".
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